Otoño Azul 2011: El Teatro mendocino vuelve a ser un referente de Argentina en el Encuentro azuleño
Una de las provincias que ha tenido asidua presencia en Otoño Azul es Mendoza que vuelve a obtener un lugar como referente del teatro argentino.
En esta ocasión es el Grupo Cajamarca Teatro de la ciudad capital con la obra “No mover”, un texto de vanguardia de la dramaturgia francesa contemporánea que pertenece a Emmanuel Darley.
Cajamarca tiene una existencia de más de 25 años y desde su inicio sostiene el concepto de grupo como espacio de desarrollo y capacidad de autogestión. Así ha desplegado un accionar destacado en el teatro independiente mendocino que se ha proyectado a nivel nacional e incluso internacional. Hoy también ostenta su propia sala.
Con esta obra se propone continuar con la investigación sobre la teatralidad y la dramaturgia luego de la exitosa experiencia de “Ruido Blanco” a través de la búsqueda conceptual y estética y la consolidación de nuevos directores.
En este caso es David Maya que como director se pone al frente de un elenco integrado por Cristian Di Carlo, Hugo Yáñez y Verónica Manzone.
“No mover” ganó el Festival de Teatro Estrenos como mejor obra, mejor dirección y mejor intérprete masculino (Yáñez), entre otros rubros.
La obra trata de la quietud, de transitar la vida quietamente, y al mismo tiempo de su opuesto, el movimiento, contraposición que se ve en la sociedad misma. El planteo de connotaciones absurdas y humorísticas es de corte existencial que no quiere decir denso. La metáfora simple con algo de inverosímil y fantástico se construye con los códigos minimalistas del discurso teatral contemporáneo, una situación en la cual lo que se dice esconde lo que se quiere decir.
En un lugar desconocido donde el misterioso tiempo transcurre como una niña que anda en bicicleta, un hombre camina. Camina lo más derecho posible. Busca encontrarse con el signo que lo haga cambiar. Encuentra a un hombre completamente quieto, inmóvil. Este es parte de una colonia de Mings, hombres quietos desde siempre, que también esperan una señal para transformar su vida. Así se crea un vínculo. Siempre se necesita del otro. Cuando nuevamente pase la niña en bicicleta, será el amigo Ming quien abra los ojos del caminante apurado.
Las preguntas se proyectan al espectador ¿Quién soy de los dos? ¿Qué buscamos al movernos o al quedarnos quietos? ¿Somos lo que nos dicen ser o podemos construir nuestro destino?
Hoy nada nos sorprende y todo nos asusta. Nos resistimos porque elegir será siempre un salto al vacío.