Concurso Nacional de Fotografía “La Diversidad Cultural Argentina en el Bicentenario”


Foto: Toqui Carlomagno


La Municipalidad de Azul convoca al Concurso Nacional de Fotografía “La Diversidad Cultural Argentina en el Bicentenario”.

El tema del concurso es la diversidad cultural como paradigma enmarcada en el Documento Base sobre la Diversidad Cultural consensuado en la ciudad de Azul y que forma parte de estas Bases como Anexo y el Foro Internacional sobre la Diversidad Cultural desarrollado el 12 de octubre de 2010 en la ciudad de Azul.

Serán aceptadas todas aquellas obras que reflejen valores deseados para la promoción de la diversidad cultural y que la testimonien.

Objetivos

Promover y estimular la importancia de la diversidad cultural como fundamento para nuestro desarrollo socio cultural actual y futuro.

Divulgar nuestra diversidad cultural de manera amplia como valor positivo de nuestra nación.

Promover el desarrollo de la fotografía como forma de expresión social y vinculada a la cultura como medio de concientización.

Podrán participar artistas argentinos y extranjeros con una residencia mínima de tres años en nuestro país, desde los 18 años y sin límites de edad. La participación en el concurso es totalmente gratuita.

La participación en el concurso implica el conocimiento y la aceptación del presente reglamento. Cualquier circunstancia no prevista en las bases será resuelta por la organización y/o el jurado del concurso.

Se pueden realizar consultas o solicitar las bases por correo-e a: culturaazul@yahoo.com.ar

 

Bases y Condiciones

1 - Obras

Cada participante podrá presentar un máximo de cinco (5) obras en papel blanco y negro o color. Es condición indispensable para la participación en el concurso que los derechos de propiedad intelectual y de exhibición pública de cada obra presentada sean de titularidad de la o del participante que la presenta en el concurso.

Las fotografías a concursar debe ser tomas directas realizadas por cualquier procedimiento tanto químico como digital (sin intervención posterior que modifique la representación del hecho real registrado y serán presentadas tanto en:

 Soporte papel: en un tamaño de lado mínimo de 24 cm o lado máximo de 40 cm, como

 Soporte digital: deberán enviarse en un cd con las imágenes, en formato JPEG con una calidad de resolución 200 dpi. y un tamaño máximo de 2 MB un tamaño de 640 x 480 píxeles).

Las obras deberán enviarse listas para ser colgadas, protegidas y en soportes rígidos de tamaño 40 x 50 cm. No se aceptarán soportes blandos.

Las obras enviadas deberán ser inéditas: No podrán presentar fotografías premiadas en otros concursos ni publicadas por cualquier medio gráfico, ya sea en papel o soporte digital.

No se aceptarán obras que muestren leyendas o marcas que puedan interpretarse – a juicio del jurado – como publicidad.

Los organizadores no serán responsables en ningún caso por daños que puedan sufrir o pérdida de las fotografías enviadas por los participantes del concurso.

2 - Recepción de Obras

Las obras a concursar deben ser enviadas por correo o entregadas personalmente antes del 20 de FEBRERO de 2011, en el horario de 8.00 a 14.00 horas a la Secretaría de Cultura, Educación y Turismo de la Municipalidad de Azul, San Martín 425 Planta Alta, 7300, Ciudad de Azul.

Para las obras enviadas por correo se tomará como fecha límite la indicada en el sello postal.

3 - Devolución de las obras

Las obras presentadas no seleccionadas podrán ser retiradas en la misma dirección de su recepción hasta 30 (treinta) días después de la entrega de premios del Concurso. Pasado ese lapso, las/os organizadores no se hacen responsables de la preservación de las mismas.

4 - Derechos sobre las fotografías

Todo concursante debe ser el titular de los derechos de autor de las fotografías enviadas al concurso y asegurarse que no haya reclamos de terceros sobre estas fotografías.

La participación en este concurso implica la expresa autorización a la Municipalidad de Azul para la reproducción, publicación, exposición y toda otra difusión que considere pertinente, tanto de las fotografías como del nombre del autor, siempre que el uso de estas fotografías no implique lucro para los organizadores.

Con excepción de lo dispuesto anteriormente, los autores conservan todos los derechos de propiedad intelectual sobre las fotografías que presenten.

Una vez expuestas, las obras premiadas pasarán a integrar el patrimonio permanente de la Municipalidad de Azul pudiendo ser exhibidas en las actividades culturales que determinen las partes, mencionándose en todos los casos el nombre del autor y el título de la obra. No obstante el autor conserva sus Derechos de Propiedad Intelectual de acuerdo a la ley 11.723.

5 – Identificación de las obras

Las obras no deberán presentar al frente información alguna y al dorso en letra de imprenta se consignará el nombre de la obra que deberá ser nominativo (no numerativo). En un sobre cerrado que la acompañará se escribirá en letra imprenta el NOMBRE DE LA OBRA y dentro de él se detallarán los siguientes datos:

 Nombre completo del participante

 Domicilio

 Teléfono de contacto

 Correo-e

 Declaración jurada sobre la propiedad intelectual de la fotografía (adjunta abajo)

 Tanto en las fotografías impresas como en CD, deberán estar perfectamente indicados el autor y el título de la obra.

 Fecha y año de realización de la obra.

Preselección, Selección y Jurado

El Jurado estará integrado por 5 miembros: un representante de la Secretaría de Cultura, Educación y Turismo de la Municipalidad de Azul delegada en un miembro del Foto Club Azul y cuatro personalidades relevantes del ambiente de la cultura (dos provenientes del género fotográfico y dos provenientes del ámbito social vinculados a la temática de la diversidad cultural).

El jurado se encargará de la preselección de las obras recibidas así como de la selección final y el otorgamiento de los premios.

Las decisiones del Jurado serán inapelables.

El anuncio del dictamen del jurado se efectuará el 1º de marzo de 2011 a través de medios públicos de comunicación y los autores de las fotografías premiadas serán notificados por correo-e.

No podrán participar en el concurso, familiares directos del jurado.

Premios

Se otorgarán los siguientes premios:

1er Premio: $ 8.000 (Pesos ocho mil)

2do Premio $ 5.000 (Pesos cinco mil)

3er Premio $ 3.000 (Pesos tres mil)

El jurado otorgará además menciones honoríficas y podrá seleccionar obras para que formen parte de la muestra.

Calendario:

Recepción de obras: hasta el 20 de febrero de 2011

Selección y Premios: 10 de marzo

Notificación de resultados: 11 al 15 de marzo de 2011

Entrega de premios: abril de 2011

Inauguración: abril de 2011

Retiro de las obras no seleccionadas: mes de mayo de 2011

 

Anexo I

Declaración Jurada

 (Modelo)

Por la presente, declaro y dejo constancia de que:

1 – Que soy la/el creadora o creador (tachar lo que no corresponda) original de las Obras y, como tal, titular de todos los derechos de propiedad intelectual sobre las fotografías.

2 – Que cedo y transfiero a los organizadores el derecho de exponer en público las

Obras en el marco del presente concurso y la muestra sucesiva.

3 – Que cedo y transfiero a los organizadores el derecho exclusivo de reproducir las

Obras seleccionadas en el catálogo de la exposición y el derecho no exclusivo de reproducir las Obras seleccionadas, en todo tipo de publicación y o medio que ayude a la difusión del concurso y a tomar conciencia sobre la importancia del agua.

Estos derechos sobre las obras caducarán en el año 2017.

 

Anexo II

“Azul, la Diversidad cultural en el Bicentenario”

“…no soy no hay yo siempre somos nosotros…muestra tu rostro al fin para que vea mi cara verdadera la del otro

mi cara de nosotros…”

Octavio Paz

“Piedra de sol”

Partimos de entender a la cultura como un “modo integral de vida” (Williams, 1989) y las representaciones, símbolos, valores y practicas mediante las cuales una sociedad se reproduce (UNESCO).  La cultura es lo que reúne a los seres humanos en la común humanidad.  Es, pues, también una manera de ver a los otros, de pensarse con ellos, de tomar conciencia de que la pertenencia a un grupo comanda al mismo tiempo ciertas reglas de relación con los otros.  Lo cultural es también lo intercultural. (Maila, 2004)

Los principios 10 y 11 de la Agenda XXI de la Organización de las Naciones Unidas afirman el carácter transversal de la cultura en relación con otras dimensiones de la vida (social, ecológica y económica).  Es así que, las culturas:

Deben reconocerse como factor esencial en el desarrollo sostenible de ciudades y territorios.

Tienen dimensiones humanas, políticas y sociales, y por eso.

El Desarrollo requiere la imbricación de políticas culturales con las sociales, económicas, educativas, ambientales y urbanísticas.

Deben equilibrarse entre el interés público y privado.

Deben evitar la excesiva institucionalización u orientación al mercado.

Se relacionan con la autonomía de iniciativas ciudadanas, en las cuales reside la libertad cultural (Ciudades y Gobiernos Locales Unidos, 2007).

La cultura de una ciudad se constituye en un ámbito dinámico, complejo, concebido como una construcción histórica y un producto social en el que se cruzan dimensiones diversas: lo económico, lo educativo, lo político, el medio ambiente, la producción de bienes, la ideología.

Las manifestaciones de esta cultura se las encuentra en las prácticas cotidianas, en el convivir diario ejecutado en calles, plazas, talleres, en la casa, pero también, en esos escenarios predispuestos para los actos culturales como son: los museos, los teatros, galerías, centros investigativos y educativos,  De manera que, tanto la cotidianeidad como la formalidad cultural configuran diálogos específicos que se revelan en las múltiples y diversas expresiones de los lenguajes artísticos y de los saberes populares, producto de la acción dinámica del hombre, convertido a la vez en creador y receptor de cultura.

Repensando la cultura argentina en el marco del Bicentenario, nos proponemos reflexionar sobre nuestra contemporaneidad y el significado actual la diversidad cultural.  Para ello, no podemos sesgar el debate únicamente a nivel local. Este año otros países de la región (Chile, Venezuela, Colombia y México) también festejan sus bicentenarios y en este sentido debemos ver integralmente la problemática latinoamericana y sus futuros escenarios basados en una historia compartida.

En tiempos de globalización, las fronteras de los Estados tienden a diluirse.  “Si bien esto ocurre en todo el mundo aún más particularmente en las sociedades latinoamericanas donde las prácticas y las historias se asemejan y se comparten.… Más allá de las diferencias culturales propias de cada grupo particular, se comparte una historia en común…”. (Bonavitta, 2008). En este sentido debemos repensar el concepto de identidad a la luz de estas diferencias culturales e imaginar nuevas formas, que permitan avanzar hacia el conocimiento de lo que hoy nos constituye, para posibilitar nuevos procesos sociales que reinventen una sociedad más justa y equitativa.

Finalizada la concepción del mundo bipolar nos hemos  enfrentado a la “polisemia del mundo”. Por esto último se entiende a  la propensión de cada cultura a expresarse en el espacio mundializado realzando sus propios valores, reivindicando su identidad como una fuente inagotable de la que surgen una visión del hombre y de sus derechos, pero, asimismo, una representación de los grupos y de sus lazos de civilidad.  El espacio mundializado ha dado lugar a la mayor visibilidad de las culturas. (Maila, 2004).

En el caso de nuestro continente no podemos hablar de una única y estandarizada cultura latinoamericana, sino de procesos de “hibridación” (Garcia Cancilini, 1990) donde se generan múltiples interacciones entre los diferentes grupos sociales. Por el contrario, las culturales populares latinoamericanas están conformadas por una heterogeneidad de experiencias, prácticas y exteriorizaciones. Conocer esta diversidad nos permite repensar nuestra identidad. Allí, radica nuestra verdadera fortaleza. “… Los contactos entre culturas pueden tener características muy diversas. En la actualidad se apuesta por la interculturalidad, que supone una relación respetuosa entre culturas… La interculturalidad implica, por definición, interacción…”. (Illanes Segura y González, 2006).

El imperativo de nuestro tiempo es el diálogo, el intercambio, el debate, la recuperación de todas las memorias estéticas y la invención de nuevas formas de interpretar y estar en el mundo. (Rivas Herrera, 2009) De esta manera, la integración permite crear un espacio de diálogo que potencie los acuerdos y regule en paz las diferencias que inevitablemente surgen, y existirán como parte de las dinámicas históricas y políticas de la diversidad. Esta integración supone la interculturalidad: los pueblos originarios, los migrantes, los jóvenes, las diversas expresiones de género y de religiones, entre otros. Pero por sobre todo, demanda recrear una nueva forma de hacer, crecientemente determinante a la cultura en relación con los derechos y con la calidad de vida de las personas.

La diversidad cultural

   Cuando hablamos de diversidad cultural nos referimos “a la multiplicidad de formas en que se expresan las culturas de los grupos y sociedades.  Estas expresiones se transmiten dentro y entre los grupos y las sociedades”. UNESCO (2005).

   El informe del PNUD 2004, sobre Desarrollo Humano titulado La libertad cultural en el mundo diverso de hoy, reconoce y promueve la diversidad cultural como factor esencial del desarrollo integral, entendido  como desarrollo para el bienestar de todos.  Solo a través del reconocimiento de los valores y prácticas culturales de todos, y su acceso a los espacios y esferas públicas, haciendo posible que sean conocidos por todos, se establecerá la inclusión y una interculturalidad que permita negociar las diferencias y a partir de esta negociación ofrecer opciones.

   El diálogo de las culturas, cuya finalidad es el acercamiento de las mismas, supone como primera condición su libre expresión y la preservación de su diversidad.  Pero supone también un entorno favorable a la concertación sumado a la voluntad de asociar los destinos de los pueblos a la gestión de su planeta común.  Defender la diversidad de las culturas es a la vez defender la especificidad de cada cultura con relación a todas  las demás y la necesidad  para cada una de ellas de cooperar con las otras. (Maila, 2004).

   En los albores de esta nueva época, podríamos decir que tres peligros acechan la diversidad cultural: (Maila, 2004)

1 - Consiste en que la diversidad cultural se torne en ventaja de una “supercultura”, una cultura de culturas, que se impondría desde arriba a todas las culturas, cubriéndolas y volviéndose de algún modo el idioma común de la mundialidad.

2 - A la inversa del primero, radica en el arrinconamiento. Es decir,  que la diversidad cultural quede reducida a significar un marcador de identidad tan estrecho y  autocentrado que termine excluyendo cualquier coexistencia.

3 - Por último, el tercer peligro que acecha a la cultura se sitúa en el plano internacional.  La mundialización, antes de ser un acercamiento de los espacios, es un poderoso revelador de desigualdades.  La situación de indefensión en la competencia económica internacional de conjuntos geoculturales que ocupan posiciones de importancia desigual, el triunfo  del mercado y de los valores correspondientes al orden liberal, la preeminencia ligada a los derechos humanos como si permanecieran a una única civilización y que su formulación dependiera de una única cultura, todo ello ha agrandado la distancia entre las regiones del mundo.

   Toda cultura está orientada hacia los otros y esta orientación define múltiples estrategias.  Las mismas pueden favorecer actitudes de apertura como pueden generar bloqueos, desconfianzas y conductas de cierre.    

“Nosotros con los otros”: la dialéctica de las relaciones interculturales permanece abierta.  Por tanto es una puerta hacia la alteridad y el soporte de una cultura de la paz y cooperación entre conjuntos diversos y plurales.

“Nosotros contra los otros”: la defensa identitaria se convierte en el único objeto de la política cultural.  Contribuye a la creación de barreras culturales y se torna hostilidad y desconfianza.  Del devenir de las relaciones entre las culturas plurales depende no sólo el futuro de la diversidad, sino también el refuerzo de nuestras defensas culturales contra el choque de los imaginarios y la exacerbación de las pasiones identitarias. (Maila, 2004).

Siguiendo esta línea de pensamiento es que consideramos  necesario rescatar la memoria de nuestra Comunidad, a través del reconocimiento de  las múltiples identidades que la construyen y que a su vez enriquecen constantemente  nuestra cultura.  Nuestra  Sociedad nace desde la diversidad cultural: somos criollos, inmigrantes, pobladores originarios, y las interrelaciones de estos que definen nuevas identidades.

La identidad cultural de la comunidad  no es un conjunto de rasgos estáticos e inmutables. Al contrario, se transforma constantemente y se reafirma en la acción, a través de un proceso complejo y dinámico de interacción de las prácticas sociales que realizan sus miembros y en las que presente, pasado y futuro aparecen entrelazados de diferentes modos.   Por ello debemos basar nuestro trabajo en el reconocimiento y en el respeto de la diversidad cultural.

Desde esta perspectiva, y en el marco del Bicentenario de nuestra Patria, no debemos reproducir imposiciones culturales presentes en nuestra historia sino mostrar nuestra cultura con base en la tolerancia, el diálogo y la cultura de la paz. En este nuevo entendimiento es que debemos pensar en la sociabilización de nuestros saberes y prácticas, evitando la homogenización de la cultura en el respeto de la diversidad.

Ser contemporáneos de las complejidades de nuestros mundos no es “borrar” a nadie. Transitemos aprendiendo de las dudas y poniendo en tensión las certezas. De esta forma podremos aportar a nuestra época y a nuestras tierras haciendo de ellas un lugar más digno, democrático, justo y equitativo. (Rivas Herrera, 2009)

Azul y la Diversidad Cultural

   Desde la restauración democrática, los distintos gobiernos municipales que se sucedieron, el trabajo de las instituciones vinculadas a la cultura y las empresas , han consolidado nuestro capital social local. Diferentes miradas y enfoques han entretejido una trama cultural basada en la formación artística, en la generación de múltiples canales de expresión y en el fortalecimiento de las instituciones públicas y privadas que intermedian en la gestión cultural y que densifican esa trama. Ese trabajo de años, de mucha efervescencia interna y muchas veces invisible desde afuera, logra trascender y comienza a brindar sus frutos.

   El Plan Estratégico de Azul construido colectivamente, en todos sus ejes de desarrollo, pero principalmente en su Línea Estratégica 1,  y a través de sus proyectos consecuentes, promueve construir una “Comunidad que reconoce su identidad y potencia sus posibilidades y competencias a partir de una dinámica cultural integrada en el Partido, con una visión regional e inserta en el país y el mundo”.

   La declaración por parte del Centro UNESCO Castilla La Mancha de Azul Ciudad Cervantina de la Argentina es, aunque no la única, una distinción relevante (por su dimensión internacional) a una de las múltiples expresiones de la gestión cultural de Azul a lo largo de su historia.

   Si bien Azul accede a esta oportunidad a partir de la Colección Cervantina, la distinción hacia nuestra comunidad se logra a partir de la presentación y aprobación de un proyecto (materializado en un Dossier) que postula la “gestión comunitaria compartida de tres ejes estratégicos: la cultura, la educación y el patrimonio”.

   Esta distinción obró como un disparador que nos impuso el desafío de repensarnos como ciudad a nivel nacional, a mirarnos internamente y reevaluar los procesos culturales de nuestra ciudad y redimensionarlos desde un enfoque de desarrollo local. Fue un estímulo que provocó necesarios y postergados debates, que nos despertó y fundamentalmente enriqueció nuestra diversa producción cultural local hasta posicionarnos hoy como la Ciudad de la Diversidad Cultural en el Bicentenario.

   Esta elección de Azul, es una distinción que le otorga el gobierno nacional a “la ciudad” y no a un grupo de individuos que representan a un sector de la misma.  Esperamos entonces que todas las propuestas culturales, educativas, turísticas y de desarrollo local durante este año se enmarquen en torno a la Diversidad cultural en el Bicentenario.  Esta idea le confiere un carácter integral que asegura la sostenibilidad del proyecto, inserción en la comunidad, beneficios para ella y su posicionamiento hacia “el afuera”.

   Ante este contexto favorable debemos potenciar y aunar en un proyecto inclusivo  todas las acciones referidas al patrimonio, la cultura y la educación.

   Desde esta junta promotora del Bicentenario, nos proponemos aumentar el grado de participación de la comunidad, en general y en particular, de artistas y artesanos locales, docentes y alumnos de todos los niveles educativos, organizaciones barriales, instituciones de la Sociedad civil y prestadores de servicios turísticos y culturales.

   Azul es Diversidad Cultural como una oportunidad y, enmarcado en las diferentes declaraciones internacionales sobre diversidad cultural materializadas en diferentes documentos, creemos orientarlos desde  varios aspectos:

Desarrollo.

Producción y Proyección Cultural Local.

Apertura al Mundo y Receptividad.

Gestión Público Privada

Desarrollo

   La Cultura, la Educación y el Patrimonio (tangible e intangible) son ejes y son recursos. Con ellos nos potenciamos hacia adentro y promovemos nuestro desarrollo humano individual y colectivo para alcanzar cada día una mayor calidad de vida. Este despliegue nos permite a su vez alcanzar impactos en nuestra economía a través del fortalecimiento de sectores agrarios, de la cultura industrial, la sociedad del conocimiento y el turismo.

Producción y Proyección Cultural Local

   Nuestros productores y gestores culturales son actores protagonistas de este proceso. Movilizan y son movilizados comunitariamente. Conforman la cultura emprendedora de nuestra comunidad entendida ampliamente como la actitud proactiva, positiva y que persigue cada día su crecimiento y desarrollo.

  Despliegan habilidades individuales en su rubro particular y alcanzan inteligencia social para articular asociativamente con otros actores promoviendo la cultura de la excelencia.

   Y a través de la profundización de la formación, de la generación de canales de expresión y valoración, los proyectamos a la región el país y el mundo como frutos de la acción de toda una comunidad.

Apertura al Mundo y Receptividad

   Revalorizando la diversidad cultural, Azul , se abre al mundo y lo visualiza más como una oportunidad que como una amenaza. Y basado en la cultura de la convivencia, de la paz y de la igualdad es receptiva de las diversas ideas y expresiones culturales.

Gestión público privada

     De los diferentes fracasos que nuestra sociedad ha enfrentado durante el siglo XX, necesariamente aprendimos sobre la esterilidad de los esfuerzos individuales y podemos, por el contrario, visualizar la fecundidad de los escasos procesos colectivos. Ese aprendizaje, que es también un salto cualitativo significante, lo replicamos como modelo de gestión virtuoso, integrando los sectores público y privado. Y lo sostenemos en base a la construcción de confianza, la solidaridad, la justicia, la tolerancia, el respeto, la lealtad y el humor, valores que hemos detectado como indispensables para su sustentabilidad.

   Así, la “Ciudad del Bicentenario”, viene a fortalecer la inclusión y cohesión social, motivando el rescate de las identidades tanto barriales, locales como nacionales y a partir de allí  mostrarnos al mundo y generar las acciones que conformarán el patrimonio cultural de las futuras generaciones.  Azul, se ha transformado de esta manera en una ciudad con una enorme trascendencia para la Argentina, ya que ha obtenido una distinción, que la singulariza, y que potencia sus posibilidades  de desarrollo, constituyéndose en un ejemplo de cómo la cultura puede ser una herramienta estratégica al servicio del desarrollo.  Es así, como reconocemos y promovemos la diversidad cultural como factor y fuente creadora esencial de este desarrollo.

    Desplegamos nuestra creatividad, nuestra producción cultural, nuestras identidades, nuestros valores y nuestros saberes con orgullo y esfuerzo para compartirlos con el país y el mundo.

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