Historia del Parque Municipal Domingo F. Sarmiento


Portada del Parque Municipal Domingo F. Sarmiento


Que se vengan los chicos de todas partes
 

Nuestro Parque Municipal, nacido el 10 de octubre de 1918, cuenta con bellos lugares que invitan al descanso y al goce de la naturaleza en todo su esplendor. Joyas de la escultura, fuentes de agua, añosos árboles, senderos infinitos y miles de rincones donde amar o llorar, son sólo un pedacito del mundo que en esa veintena de hectáreas se puede descubrir. Pero, además, nuestro Parque tiene un hermoso patio donde todos los niños pueden divertirse, jugar y desarrollar su creatividad, envueltos por la pureza del aire regado del perfume de cientos de flores que desde el rosedal "Antonio Aztiria" se dejan disfrutar.

Tiene nuestro paseo una historia cargada de esfuerzos, sueños e infinita bondad de decenas de azuleños que entendieron el desafío planteado: "Nada puede hacerse sin ayuda". Y la historia del Parque y de la ciudad así nos lo demuestran. 

Teniendo en cuenta que toda la extensión del Parque fue lograda a partir de las diversas donaciones efectuadas por vecinos de Azul, resulta complejo puntualizar con precisión quién donó éste o aquél terreno sin recurrir estrictamente a los planos catastrales, pero podemos aproximarnos. Sin embargo, si podemos afirmar que con un excelente criterio, el señor Ángel Sala, se ocupó hasta del más mínimo detalle para alcanzar la amalgama perfecta de los espacios.

En 1918, la señora Germana Picot de Louge donó un amplio terreno de su propiedad el cual contaba con un frondoso bosquecillo, vulgarmente conocido como "el sector de las compuertas". En este mismo lugar se hallaba el "puente amarillo", donado por Celedonio Pereda,  y una serie de bancos en medio del zigzagueante juego de los canales que por allí conforman dos pequeños islotes. Además, apostando a las causalidades o casualidades, el Parque posee una salida vehicular hacia Avenida Cacique Cipriano Catriel, lo cual genera la sensación de unión y armonía con el ribereño paseo de la Costanera, extendiendo a nuestro "pequeño Palermo azuleño" más allá de sus límites verdaderos. Cabe aclarar, entretanto, que el portón fue donado por  Félix Etchepare en la misma época.

Pero volviendo al corazón del parque, contiguo al sector antes detallado, nos encontramos con los "Juegos Infantiles", emplazados en la zona de la vieja "Confitería del Parque". La construcción de este pequeño local estuvo dirigida por el señor Ángel Sala, y fueron hacedoras las empresas de los señores Bernaschina y Franchini, en lo que respecta a la parte artística y de albañilería, respectivamente. Debemos destacar que la estética exterior de este lugar, que durante muchos años estuvo fuera de funcionamiento, imita madera rústica, siguiendo la misma línea artística de los bancos y puentes de todo el paseo, lo cual habla una vez más de la armonía buscada por quienes llevaron adelante este colosal proyecto.

En la zona donde se colocaban las mesas de la confitería, actualmente se encuentra remodelada para el uso de los niños, como así también fue ampliada hacia donde originalmente se encontraban dos edificaciones típicas ya desaparecidas: las canchas de tenis y un vivero.

En las canchas se organizaban torneos que atraían a una gran concurrencia de personas, en especial para los "Corsos florales", donde se montaban importantes competencias para recaudar dinero y mantener la belleza  del paseo, que tantos esfuerzos costó a todos los azuleños por igual. 

En el mismo rincón, cerca del también desaparecido molino (que fuera donado en 1918 para dotar de agua a las fuentes e instalaciones a través de un enorme tanque de reserva), se hallaba el ya mencionado vivero. Allí se cultivaban todo tipo de flores, entre ellas magnolias, pensamientos, rosas y lirios, que se usaban para reponer a lo largo de todo el Parque, pero, además, las mismas eran vendidas durante los "Corsos florales" y para las fiestas de Navidad y fin de año.

Nuestro Parque Municipal, que fuera bautizado con el nombre de "Domingo Faustino Sarmiento" el 10 de enero de 1957, por decreto 24.423/56, durante la administración del Comisionado Guillermo Sarmiento, ha sufrido muchísimos cambios. Algunas esculturas fueron dañadas y otras robadas, los árboles crecieron, los caminos se desdibujaron y nuevos espacios se anexaron... Y por ejemplo hoy, el espacio dedicado a los niños recobró esplendor y otro pequeño lote de tierra fue incorporado para brindar a los azuleños un nuevo espacio de libertad y plenitud en contacto con la naturaleza. Pero hay una cosa que no debemos olvidar nunca, tal y como reza una parte de la nota dirigida, en 1918, al Intendente Municipal José María Lier por parte de la primera Comisión Administradora del Parque, integrada por Antonio E. Aztiria, Bernardo Naulé, Enrique Squirru, Bartolomé J. Ronco, Saúl Ruda, Luis Robín, Lisandro Salas, Félix Etchepare, Emilio Vásquez, Constantino Fernández y Ángel Sala :

"La iniciativa de embellecer nuestra ciudad con un Parque urbano, ha quedado virtualmente cumplida con las obras ya realizadas, y, si bien ellas no son todavía la expresión definitiva y completa del pensamiento propuesto, constituyen, sin embargo, una demostración auspiciosa de lo que será ese Parque en el futuro, mediante el transcurso del tiempo y el empeño colectivo.

El Azul puede presentarlo con fundado orgullo, porque significa el resultado de sus esfuerzos y de su generosidad, porque es exponente de su alto grado de cultura, y porque representa una prueba del noble y perseverante afán que nuestro pueblo es capaz de sentir y desplegar, cuando se trata de llevar a cabo una obra de interés público o de progreso general.

A ese digno afán y a ese sentimiento superior de progreso, que traducen un hondo cariño hacia nuestra ciudad, debe atribuirse la contribución tan espontánea, tan eficaz y tan decidida que ha prestado el vecindario, trayendo a la obra no solo los recursos materiales y pecuniarios indispensables para si ejecución sino, principalmente, el gran concurso moral de su amor por la misma, que es lo que le ha dado prestigio e inconmovible arraigo.

Sobre bases tan sólidas (...) el Parque podrá en adelante completarse, cada día más, y del hermoso plasma de lo hecho y del amplio núcleo de los contornos actuales, surgirá, entonces, el conjunto definitivo y perfecto que llene las aspiraciones de todos.

Tal es el concepto unánime, y la Comisión Administradora del Parque tiene la segura convicción de que esas aspiraciones se han de lograr, porque conoce el sentimiento público, (...) y siente que la tarea se va haciendo mas fácil, mas propicia y de mayores resultados a medida que se va haciendo mas intenso y mas difundido el entusiasmo del vecindario, que es la fuerza y el estimulo imponderable que la impulsan".


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