La obra de “Mateo Banks” vuelve a escena a pedido del público

sáb. 16 de dic. 21:00 hs - dom. 17 de dic. 23:00 hs 2017
Malere 567 - Vivero Cultural Otoño Azul
Puntos de venta: Vivero Cultural Otoño Azul (Malere 567) en el horario de 18 a 20 hs.


La última  puesta de la obra dejo muchas personas con ganas de ver, pero sin entradas para “Mateo Banks, recortes de una crónica feroz”. Por ello se programaron  las dos últimas funciones del ciclo para el sábado 16 y domingo 17 a las 21 horas en La Salita del Vivero Cultural Otoño Azul (Malere 567).

Estas presentaciones acompañan la celebración del 185 aniversario de la fundación de la ciudad con un  obra que se involucra con la historia e identidad local. La pieza teatral que cuenta con dramaturgia de Edelmiro Menchaca Bernárdez es una cabal expresión del teatro alternativo bonaerense y se centra en el trágico hecho del año 1922 cuando Mateo Banks, prestigioso ciudadano azuleño, asesina a seis miembros de su familia y dos peones en campos cercanos a la estación Parish.

La obra de Edelmiro Menchaca Bernárdez fue estrenada en diciembre del año pasado y sigue su derrotero ya que se ha constituido en un éxito del teatro local independiente.

La pieza teatral está basada en el trágico suceso ocurrido en Azul un 18 de abril de 1922 cuando Mateo Banks (1872-1949) asesina a ocho personas, seis de ellas miembros de su familia. La versión escénica apunta a reflejar el contexto histórico y sociológico y las diferentes “visiones” de los personajes, reales y ficcionados que como fantasmas del pasado cobran vida en el “aquí y ahora”. Su puesta en escena contó con el apoyo del CPTI (Consejo Provincial del Teatro Independiente), Región Sierras y Atlántico Sur y es el resultado como proyecto ganador del Concurso “El Teatro y la Historia Regional”

El elenco está integrado por Carlos Fortunato, Mauro Minvielle, Natalia Martín, Florencia Saparrat, Daniel Navas, Silvana Gusella y Edelmiro Menchaca B. La operación técnica está a cargo de María Racciatti y Nicolás Navas. La dirección y puesta en escena corresponde a Daniel Navas y al mismo autor.

Las entradas, a precios populares, se pueden adquirir en la misma sede de la calle Malere, entre Moreno y V de Mayo en el horario de 18 a 20 hs. Por cualquier consulta se pueden comunicar con el celular 315117. Se recuerda que la función comienza puntualmente y una vez comenzado el espectáculo no se podrá ingresar a la sala.

 

La historia criminal de este prominente chacrero argentino de ascendencia irlandesa, comenzó cuando al mediodía del martes 18 de abril de 1922 disparó su rifle Winchester sobre la espalda de su hermano Dionisio a quien debió rematar con un segundo tiro. Dionisio estaba acompañado por su hija Sarita, que también fue víctima de dos disparos de su tío. Pasada la tarde eliminó también al único peón que trabajaba en la chacra, Juan Gaitán y a otro empleado de su otro campo llamado ‘El Trébol’ de nombre Claudio Loiza. Allí vivían sus otros hermanos, Miguel y María, y la esposa del primero, Julia Dillon.

A las once y diez, comenzó su segundo raid de muerte y eliminó primero a María, su hermana. Momentos más tarde fue el turno de Julia, su cuñada y finalmente culminó con Miguel, su hermano, a quien le asestó un mortal balazo en el cuello. En ‘El Trébol’ aún quedaban vivas tres personas, sus dos sobrinas, Cecilia y Anita Banks, de 15 y 5 años, hijas de Miguel y Julia, y María Ercilia Gaitán, la hijita del peón, de 4 años. La suerte de las niñas marcaba que de las tres, una no sobreviviría. Mateo entró al cuarto donde dormían, mató a Cecilia y encerró a las más pequeñas en un cuarto vacío. A las 4 de la mañana del 19, tras 15 horas de furia asesina, Mateo Banks había exterminado a toda su familia, tres hermanos, una cuñada, dos sobrinas y dos peones; para cargarse sobre el lomo la vida de sus ocho víctimas.

Se dirigió hacia el pueblo para denunciar a sus peones como los asesinos de su familia, pero quedó caratulado como el principal sospechoso de la Masacre de Azul, pues era el único sobreviviente de esa orgía de sangre en ‘La Buena Suerte’ y ‘El Trébol’ las fincas de la prominente familia Banks. En sus inmediaciones, yacían los cadáveres de Dionisio, Miguel y María Ana Banks, Julia Dillon, las niñas Sarita y Cecilia Banks, además del cuerpo de uno de los peones, Gaitán, pues el de Loiza se encontraba en el camino que unía ambas chacras.

La coartada de Banks era simple, repetía una y otra vez que Gaitán y Loiza lo habían atacado tras abatir a toda su familia, y basado en la respetable posición que su apellido ocupaba en la sociedad de Azul de principios del siglo XX, esperaba que todo se resolviera rápido en su favor, para poder acabar así con las penurias devenidas de sus problemas con el juego. El comisario Luis Bidonde detuvo a Mateo Banks, inculpado por la muerte de Gaitán y desde La Plata llegó el reputado investigador, el comisario Ricardo de la Cuesta, quien se hizo cargo de los largos y exhaustivos interrogatorios.

Mateo era el único testigo vivo y también principal sospechoso de los crímenes, aunque no se cansaba de repetir su versión, pero poco a poco las contradicciones empezaron a aparecer en su relato y el estudio de balística sobre los cadáveres de las víctimas apuntaba en una sola dirección, su arma. Su suerte estaba echada. Finalmente, un dato termino de poner las cosas en su lugar y de arrojar el motivo de la masacre a los ojos de los investigadores, Mateo Banks estaba completamente arruinado, mientras que sus hermanos gozaban de fortuna y prosperidad.

Tres semanas después de los horrendos crímenes, el asesino confesó. El juicio a Mateo Banks, acusado de ocho homicidios consumados con premeditación y alevosía, tuvo lugar en el Sport Club de Azul, habilitado como tribunal. En el juicio, Mateo Banks se retractó de la confesión, pues según dijo le había sido arrancada con torturas. Pero las evidencias reunidas en la acusación del fiscal, el doctor Horacio Segovia, eran lapidarias contra Banks.

Segovia aseguró que Banks planeó el múltiple asesinato con total racionalidad y cada movimiento había sido pensado en función de heredar a sus hermanos y librarse del crimen, acusando a dos peones que el mismo se encargó de ultimar. El 3 de abril de 1923, la vista de la causa se dio por concluida y el tribunal, integrado por los doctores Lisandro Salas, Abdon Bravo Almonacid y Armando Pessagno, lo condenó a reclusión perpetua. Larrain alegó vicios de forma y pidió al tribunal la nulidad del proceso, que le fue concedida. El juicio se realizó por segunda vez, pero trasladado a los tribunales de La Plata.

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