10 cosas que tenés que saber sobre la ciudad
1. Caminar la ciudad
En Tandil las cuadras son más largas que en la mayoría de las ciudades, en lugar de 100 mts que es lo más habitual, tienen 130 mts. Por eso, muchas veces cuando alguien da una indicación de cuán lejos queda un lugar caminando hay que tomarlo con pinzas. Es muy común que te digan “Son 10 cuadras, pero… 10 cuadras de Tandil” como para que uno se vaya mentalizando.
La razón por la que las cuadras son más largas se debe a que allá por los tiempos de la fundación (año 1823) las mediciones se hacían en “varas” una antigua medida que equivale a 866 milímetros. Cuando se trazaron las primeras cuadras se las midió a 150 varas lo que equivale casi a 130 mts. En muchas otras ciudades también se midió en varas pero a razón de 100, no de 150 y las ciudades más nuevas se diseñaron directamente con 100 mts que es el estándard en la mayoría de las ciudades Argentinas.
Además de que las cuadras son más largas se suma la particularidad de que a penas apenas nos alejamos un poco de la zona céntrica tenemos cuadras con subidas y bajadas y algunas con lomas bastante pronunciadas.
Por eso, recorrer la ciudad a pie puede dejar a más de uno con la lengua afuera ni hablar de los paseos que requieren subir las sierras como El Centinela, La Movediza, El Cristo de las Sierras o El Calvario. Así que estén preparados para caminar de lo lindo en Tandil.
2. Refresca fuerte
Otra particularidad de Tandil es que sea cual sea la época del año siempre a la tarde/noche refresca. Es típico que se levante viento y haga más frío. Si es verano con 30° durante el día no hay que confiarse, si uno sale y vuelve tarde tiene que llevar abrigo siempre, alguna “camperita” o “saquito”. Y si es invierno con más razón aún. Tandil tiene un invierno largo, casi no hay término medio porque el otoño y la primavera no existen, pasamos del calor al frío. A fines de marzo o principios de abril ya empieza a hacer frío y suele durar hasta octubre aunque ud. no lo crea.
Uno de los mejores consejos que me dieron cuando vine a vivir a Tandil me lo dio mi dentista y mientras me hacía un arreglo me dijo: “acá en Tandil tenés que tener una buena campera, pero buena buena para pasar el invierno”. Y para que vean que no miento, les cuento que hace un par de años, en pleno verano Tandil tuvo la temperatura más fría del país y en el invierno de 2012 la temperatura fue más baja que en la Antártida. Así que si vienen a Tandil háganme caso, no anden desabrigados. Después no digan que no les avisé.
3. La piedra ya no es lo que era
No quiero ser aguafiestas pero hay algo que tienen que saber, que puede sonar como ese momento en donde los chicos se enteran que Papá Noel son los padres. Señores: la Piedra Movediza ícono emblemático de esta ciudad, es una réplica y no se mueve.
La piedra original que oscilaba en perfecto equilibrio se cayó en el año 1912. Las causas de la caída de la Piedra Movediza no son claras y hay miles de leyendas populares al respecto. Aquel día, los diarios titularon “desastre tandilense” pero a pesar de todo, la mística continuó y la Piedra Movediza sigue siendo famosa y atrayendo visitantes. A mi parecer, la visita a la Movediza es muy recomendable no tanto por la réplica de la piedra que van a ver sino porque es muy lindo el trayecto de subida en el cerro donde se encuentra y al llegar arriba tiene unas muy lindas vistas panorámicas de la ciudad, las sierras y el valle.
Debe ser de las pocas (por no decir la única) ciudad en el mundo cuyo logo es una piedra. Y tan emblemática es que algunas versiones aseguran que el nombre de esta ciudad se debe a ella. Al parecer la palabra “Tandil” proviene de una deformación de dos vocablos indígenas y que vendrían a significar algo así como “piedra que late” (desde mucho antes de las visitas del Indio) o “piedra al caer”.
4. La capital del Salamín
Hay un cantito popular que dice: “Tandil, Tandil, la capital del salamín”. Y es que por si no lo sabías, los chacinados de esta región son famosos y muy buscados por quienes visitan la ciudad (y tenemos el salame más largo del mundo). En cuestiones salamineras hay que saber un par de cosas. El salame o el salamín es el embutido más famoso en sus típicas variedades “picado fino” o “picado grueso” pero además de estos clásicos en cualquier lugar de picadas o fiambrerías se van a encontrar con una variedad increíbles de productos dignos de probar (ampliaremos próximamente).
Al salame hay que tratarlo con respeto y lo primero a tener en cuenta es que se lo corta a 45°, cortarlo en “rueditas” es considerado un sacrilegio. Por otra parte, el salame se corta con cuchilla (si es de campo con el clásico mango de madera o asta mejor aún), nada de andar cortando con cuchillo tipo serrucho. Por último, algo fundamental es que antes de cortarlo se debe retirar la piel que lo recubre. El truco es mojarlo, dejarlo que se humedezca unos minutos y luego secarlo y hacer un corte longitudinal que permite retirar fácilmente la tripa. Más de uno seguramente pedirá un tutorial para pelar y cortar salamín y sepan que existe, lo pueden ver acá y si compran un salamín de la conocida marca local las instrucciones vienen en el dorso de la etiqueta.
5. Vamos de paseo en Tandil
Ir de paseo en un auto feo (o lindo) en Tandil requiere conocer algunas reglas básicas que hacen que manejar en esta ciudad sea bastante particular.
Hay muchos cruces de avenidas con 4 semáforos en los cuales el semáforo permite girar a la izquierda, entonces cada uno de los carriles tiene su turno para avanzar en 8 direcciones. Esto quiere decir que esperar a que te toque el turno de cruzar es un tiempo más largo del que se está acostumbrado en otras ciudades (y a esto se suma que la onda verde en avenidas es una lotería).
Otra característica del Tandilense al volante es que la mayoría no tiene interiorizada la regla de “el de la derecha tiene prioridad” que está especificada claramente en el artículo 41 de la Ley Nacional de Tránsito. Así que no queda otra que ser precavidos y bajar la velocidad en los cruces de calles y mirar bien. La luz de giro tampoco está internalizada en los conductores Tandilenses así que a tener paciencia.
Por último, los peatones también son particulares. Señor conductor sepa que se le puede cruzar un peatón en el medio de la calle sin mirar, es una costumbre que no se ha podido erradicar en Tandil así que nuevamente a prestar atención y no se enoje con los tandilenses y sus malas costumbres.
6. Avenidas al cuadrado o al cubo
Las principales Avenidas de Tandil tienen algo especial y es que cambian de nombre cada cierta cantidad de cuadras, algunas tienen 2 nombres distintos o hasta 3 y es algo que puede confundir bastante a cualquier visitante que pretende ubicarse. Claramente no está pensado para el turista que no usa Google Maps.
La zona céntrica está demarcada por lo que se conoce popularmente como “Las 4 Avenidas” que sin repetir y sin soplar son: Santamarina, Avellaneda, Rivadavia y España. Pero las complicaciones vienen cuando en lugar de Santamarina te dicen Av. Colón y resulta que es la misma pero del otro lado de España y sucede que del otro lado de Avellaneda la misma calle se llama Bolívar.
Una de las típicas entradas a la ciudad desde la ruta 226 es por la Av. Espora, posteriormente Marconi que luego se convierte en España y después de Rivadavia se llama Monseñor D’ Andrea. La Av. Avellaneda después de Buzón se convierte en Falucho y después de Rivadavia se convierte en Estrada por nombrarles algunas de las más conocidas.
Así que mi recomendación es no desesperarse, preguntar las veces que sea necesario y en lo posible tener alguna aplicación de ubicación en el celular para poder encontrar rápidamente cualquier Avenida.
7. Asado sagrado
En Tandil si hay una costumbre es el clásico asadito. El sábado o domingo es infaltable, uno sale cerca del mediodía y en cada cuadra se siente el aroma a asado que penetra por los poros. En las buenas familias (como la mía) también se hace asado para cortar la semana (cualquier excusa es buena). Lo cierto es que después de un tiempo de vivir acá, comprendí que uno no se puede acordar de ir a comprar la carne un rato antes. En espacial los fines de semana (y las fechas especiales como Navidad o Año Nuevo ni les cuento) hay que asegurarse la carne o bien el día anterior o el mismo día del asado pero bien temprano porque el 90% de la población tiene la misma idea fija: hacer asado. Así que si vienen a Tandil a pasar un fin de semana y quieren usar la parrilla procuren proveerse de la carne con bastante anticipación.
La calidad de la carne vacuna y de cerdo que se consigue en Tandil es de primera, al igual que los chorizos puro cerdo (y hasta hay rellenos, una cosa de locos!).
8. Ciudad deportiva
En los últimos años Tandil se ha posicionado como una ciudad deportiva. Hace unos meses se la declaró “Capital Nacional del Tenis”. Y esto no es solo por ser la ciudad que vio nacer a Delpo, sino que teniendo en cuenta la cantidad de habitantes, Tandil es la ciudad que mas tenistas top 100 sacó a nivel mundial.
Pero el amor por lo deportivo no viene solo por el tenis, prácticamente casi todos los fines de semana hay alguna carrera. Runners, bikers o gente haciendo alguna actividad física son moneda corriente en el dique, en cualquier plaza o hasta en las sierras, escenario predilecto para las “adventure race”.
Han crecido los grupos de entrenamiento de todas las edades, que se ven en el dique, en las plazas o en las sendas aeróbicas. En estos lugares también suele haber aparatos para hacer ejercicios como abdominales, remo, dorsales o prensa entre otros. Lo más lindo es que hay mucho espacio al aire libre para hacer deporte, aunque no faltan los gimnasios y clubes.
Así que si están pensando en venir a Tandil y son del grupo de los “deportistas”, esta ciudad les viene como anillo al dedo. Y si no son de los “deportistas” igual pueden aprovechar para hacer caminatas en el dique o en las sendas aeróbicas que también se disfrutan y al final algo se mueve el esqueleto.
9. El saludo no se le niega a nadie
Algo importantísimo que todo visitante tiene que saber es que está muy mal visto cuando alguien no saluda. No importa si se conozca o no a la otra persona, al entrar a cualquier negocio o cruzar mirada con alguien hay que saludar. Los tandilenses se enojan mucho cuando alguien no saluda, le pueden “hacer la cruz” así que es fundamental para sentar un buen precendente, saludar. A la cajera del supermercado, al colectivero, al fiambrero, al vecino ni hablar, a cualquier ser humano que uno se cruce.
10. La hora de la siesta
Algunos dirán que es una costumbre de pueblo, a mí me gusta pensar que Tandil es de esas ciudades bien puestas que todavía le esquivan (y con razón) a la vorágine de la ciudad y hay cosas que siguen siendo como antes. Una de ellas, es la siesta. El 80% de la gente corta al mediodía, se supone que para dormir la siesta (o quizás no), pero se corta la actividad laboral en ese horario. La mayoría de los comercios hace “horario cortado” es raro el comercio que atienda de corrido. Por eso cuando uno necesita proveerse de ciertos bienes para subsistir hay que tener muy en cuenta esto porque a la hora de la siesta no va a haber casi nada abierto. Por lo general los comercios abren a las 9:00 o 10:00 de la mañana y cierran entre 12:30 0 13:00. Luego vuelven a abrir a las 16:30 o 17:00 hasta las 20:30 o 21:00 dependiendo cada rubro. En verano a veces suelen abrir hasta las 22:00 pero depende mucho de cada comercio. Y esto también es importante porque no existe esto de los kioscos Open25 que a cualquier hora están abiertos.
A mí al principio me costaba mucho adaptarme a este ritmo por eso a cada negocio que entraba preguntaba los horarios tratando de almacenar ese dato en algún lugar de mi memoria y en especial los que hacen horario corrido o abren los domingos (que son pocos) para tener el dato ante cualquier urgencia o imprevisto. De a poco uno se acostumbra, pero siempre hay que tener en cuenta los horarios.